Mis primeros pasos en mi carrera como encuadernadora
By Roxana Ramos19 / 09 del 2022
Si sigues este blog hace un tiempo, probablemente sabes que empecé a encuadernar en la universidad, es decir tuve una profesora que me introdujo a este tipo de arte.
Pero… después de graduarme y regresar a Perú apareció un “pequeño” problema. Yo quería seguir aprendiendo, pero no había quién me pudiera enseñar. Es más, no había casi cursos en-línea ni tantos tutoriales en YouTube (estamos hablando de hace más de 10 años atrás).
Lo primero que hice fue ir a Crisol (una librería conocida en Perú) en busca de algún libro que me pudiese guiar. Tuve suerte y encontré uno, el libro de Josep Cambras, uno de mis favoritos porque habla de: encuadernación, cartonaje y decoración de papeles. Es difícil de encontrar, lo dejaron de imprimir hace varios años. Así que, si por ahí ves una copia, aprovecha. Salí del centro comercial y volví a mi casa. A mi “taller” que en ese momento se trataba de una esquina dentro de la lavandería. La vista a la lavadora no inspiraba mucho, pero tenía una mesa de trabajo y mis materiales, era todo lo que necesitaba en ese momento.
Al principio seguía las indicaciones tal y cómo me decía el libro, al pie de la letra, no quería cometer ningún error. Pero, había ciertas partes dónde no me sentía segura de que el paso siguiente fuese el correcto. Como ya había encuadernado antes, me daba cuenta que a veces faltan unos cm de material por un lado o que sobraba cartón por otro. Mi segunda confusión venía porque muchos de los términos eran nuevos para mí. Recuerda que yo había aprendido a encuadernar en inglés (y en pulgadas!), por lo que aún no sabía cómo se decían en español muchos términos de la encuadernación artesanal.
Después de hacer los ajustes necesarios (cosas mínimas de 1 o 2 mm) pude realizar los proyectos que más me atraían del libro sin mayor problema. Pero, aunque sentía que había avanzado, la verdad es que extrañaba estar en clase, en tener a alguien conmigo que me motivara y corrigiera, y también extrañaba estar en comunidad.
Digamos que seguía “sedienta” de aprender más sobre el mundo de la encuadernación. Así que continué mi búsqueda por internet. Entre los resultados que me daba Google apareció el IAPMA (La asociación Internacional de los artistas que hacen papel y que trabajan con papel, puedes leer más de ellos aquí). En mi cabeza sonó una especie de campana, como si hubiese ganado el premio mayor.
De repente sentí que no estaba sola, no sólo eso, comprobé que éramos muchísimos los adictos al papel. Leí cada una de las entradas de su web y descubrí que el IAPMA organizaba congresos internacionales cada dos años. Sus miembros se reunían en una ciudad en específico para debatir sobre las novedades del arte en papel, dar talleres y organizar visitas guiadas a museos o talleres de artistas.
El siguiente congreso estaba a pocos meses de distancia y era en Italia, en Fabriano, la ciudad del papel por excelencia. Sabía que esta era mi oportunidad de seguir creciendo y aprendiendo. Ahí me dije: “es momento de ponernos a planificar”. En esa época aún era docente en un instituto de diseño, por lo que me iba a tocar pedir licencia. Además, si iba a hacer el viaje hasta Europa, no podía ser sólo por 1 semana, sabía que esta era una oportunidad única. Sabía que debía haber mucho por aprender del viejo continente y la encuadernación.