Cuando me dicen que la encuadernación es una manualidad, tengo una reacción física, me da una especie de nudo en el estómago y ganas de pegarle a alguien (jeje quizás esté exagerando un poco).

La verdad es que siempre he batallado con estos conceptos. Y creo que no soy la única. Uno de los posts que más likes y guardados e interacción que ha tenido Lettra es justamente cuando anuncio a modo de pancarta que “Una encuadernación no es necesariamente una manualidad”.

Si te das cuenta este post fue escrito desde el corazón y creo que comunica un mensaje que todos los que nos consideramos encuadernadores tenemos dentro. Un mensaje que llevamos como bandera y que a veces viene un poco de cólera.

Y es que… si te digo manualidad, ¿qué piensas? Quizás recuerdes los trabajos que hiciste de niño, en el colegio, el regalo para la mamá o el papá en sus respectivos días. En lo personal, pienso que las manualidades son actividades que hacemos para distraernos, que nos ayudan a explorar nuestra creatividad y muchas veces busca la re-utilización de materiales. Una manualidad puede tener un fin utilitario y otras veces se trata sólo de un objeto decorativo.

Quiero aprovechar esta entrada del blog para aclarar que dentro de la encuadernación hay muchos niveles y grados de complejidad. Está la encuadernación que puede ser considerada como manualidad, que justamente cumple las características que antes te mencioné.

Pero, (y éste pero es realmente importante) existe todo un mundo de variantes que sale de las manualidades y viaja desde el oficio, pasa por lo académico y termina en el arte.

Si nos retomamos a lo que era la encuadernación de manera histórica podemos imaginarnos los antiguos talleres. Dónde había personas encargadas de cada una de las labores necesarias para crear un libro. Unos eran los que imprimían las páginas, otros las cosían y otros se encargaban de las cubiertas. El objeto final no era una obra de arte como tal, pero sí era un trabajo hecho con mucha dedicación. Era un oficio y como tal yo lo colocaría en una categoría similar a un ebanista.

Muchos de los que empezamos a encuadernar, nos quedamos justamente en esta parte. Aprendiendo de otros maestros, estudiando los materiales y las diferentes técnicas para crear objetos utilitarios, estéticamente exitosos y buscando un acabado impecable.

Avanzando un poco más por este rumbo aparece la restauración y conservación del libro. Aquí ya hay profesionales universitarios, algunos con maestrías o doctorados, que estudian la mejor manera de recuperar un ejemplar y también los pasos necesarios para la conservación del libro como tal. Ojo: No siempre los encuadernadores son restauradores, estas dos variantes son caminos distintos que se pueden seguir.

Ahora, en el punto máximo del espectro, a dónde aspiro llegar en algún momento, se encuentra la encuadernación artística o de diseño. Aquí estamos hablando de una pieza de arte con todas las letras. Estamos hablando de libros que empiezan en los $1000 y pueden llegar a costar $10 000. Estamos hablando de encuadernadores de renombre como Monique Lallier y Don Glaister. Aquí aparecen las competencias internacionales, las bienales, las exposiciones y los museos (Ojo: Existe un museo dedicado a la encuadernación en Bélgica, revisa su web aquí).

Cuando descubrí que existía este mundo me quedé totalmente sorprendida y admirada. En mi época en la universidad, había llegado hasta entender sobre el oficio y vi algo del libro objeto como pieza de arte (este es otro mundo, del que espero hablar más adelante).

Fue recién en la Escuela Americana de Encuadernadores  (AAB por sus siglas en Inglés) que conocí la Encuadernación de Diseño. Cuando vi esos libros en persona, entendí que éste era otro nivel de dedicación, exigencia, estudio y trabajo. En ese momento me di cuenta que eventualmente quería llegar a ese nivel.

Muchos de los que comentaron el post de Instagram están en ese camino conmigo, están descubriendo la gran historia que existe detrás de la encuadernación y están aprendiendo del oficio día a día.

Si fuiste de los que reaccionó a mi post, quiero decirte que entiendo tu cólera. Comparto la frustración de sentirte incomprendido, y espero que, con esta entrada en el blog, y con Lettra en general, podamos dar luz sobre este mundo tan amplio que existe dentro de la encuadernación.

 

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