Lessons beyond bookbinding

La semana pasada fue una de las semanas más intensas que he tenido acá en Canadá. Si me estuviste siguiendo en redes podrás haber visto que estuve en un curso intensivo de técnologías 2D y 3D aplicadas en cuero para encuadernación.

Y la verdad es que fue intensivo desde muchos puntos de vista.

Yo había visto este curso hace más de 1 mes, pero me daba miedo inscribirme porque sabía que todas las clases iban a ser en francés y pues… mi manejo del idioma aún no es el ideal. Pero, después de una pequeña auto-charla de motivación personal decidí enfrentar mi miedo y sumarme. Lamentablemente, aunque aún faltaban 3 semanas para iniciar las clases, ya no quedaban cupos disponibles. La encargada del centro me dijo que podían ponerme en la lista de espera, lo cual acepté con poca esperanza.

Una semana antes de iniciar el curso me llegó el tan esperado correo! Alguien no iba a poder asistir, así que se abrió un último cupo. Tenía que llamar en ese momento a la escuela si lo quería tomar, sino iría a la siguiente persona en la lista.

Otra vez vuelven mis miedos, hablar por teléfono en francés se me es súper complicado. Respiro hondo, pienso en lo que me puedo perder si no llamo, y me lanzo al agua. Converso con la encargada de los registros, entiendo más o menos lo que me explica, pero no todo, ella (un tanto asustada) me dice en su francés quebequense “Por si acaso las clases son en francés”, me río algo nerviosa, y le aseguro que todo va a estar bien. Esto último también iba para mí.

Llegó el primer día de clases, un lunes, y entre al edificio 8.55 am. Cuando llegué al salón ya estaban todos en sus puestos y… ¡el profesor ya estaba dando las especificaciones iniciales! A mi miedo del idioma, se sumó mi miedo por “estar tarde”. Mientras nos van explicando un poco sobre todo lo que vamos a ver en el curso, mi cerebro entra en un pequeño estado de shock. No está acostumbrado a escuchar francés por tanto tiempo, tan rápido, ni tantas voces a la vez.

Trato de escuchar atentamente, pero me canso. Parte de mi cerebro escucha que hicieron café para nosotros y casi que corro por mi taza. Una taza de café es lo que necesitaba en ese momento, una pequeña pausa para ordenar mis pensamientos y poder empezar.

Pero… con el café viene la conversa y los otros estudiantes están súper curiosos sobre mí, quién soy, de dónde es mi acento y básicamente cómo llegué hasta ese curso a esta ciudad.

grabado en cuero
Grabado en Frio con impresiones en 3D

Entre las caras reconozco a una encuadernadora que sólo he visto en fotos: Catherine Gaumerd. Sé que es una eminencia en la encuadernación, me siento honrada de estar sentada frente a ella, que me hable, que me haga preguntas, que podamos interactuar. Es como si estuviera conociendo una celebridad. Me pregunta con quién o dónde he aprendido sobre encuadernación.

No estoy acostumbrada a responder estar preguntas a profundidad, normalmente la gente entiende poco de lo que hago jeje, pero aquí ellos sí saben, sí conocen los nombres de los maestros. Así que les voy contando un poco sobre mi trayectoria. Les digo que en la universidad hice más libros de artistas que encuadernación. Y que mi educación formal ha sido en la Escuela Americana de Encuadernadores, que he llevado clases con Monique Lallier, Helene Jolis y Don Glaister. Ellos conocen esos nombres, sonríen al escuchar el nombre de Monique (es que ella es de Montreal) y saben qué sí sé de la seriedad de lo que estamos haciendo, que sí entiendo la pasión que existe dentro de nuestro trabajo. Me siento parte del grupo.

Estoy tan agradecida de haber podido tener esta oportunidad. Más allá del conocimiento recibido, de las nuevas técnicas que ahora conozco, aprecio mucho el aprendizaje total del momento. Conversar con cada uno de los encuadernadores, saber un poco más de sus historias y como llegaron ahí. Y aunque no podía decir todo lo que quisiera, ni pude entender al 100% lo que me decían. Fui parte de ese grupo, pude hacer conexiones y sé que se acordarán de mí en otro momento.

Al final del día, eso para mí es súper valioso, la experiencia completa. Y en esos momentos dónde la clase se ponía pesada, dónde batallaba en concentrarme y poder entender, no tienes idea cuanto agradecía que en el colegio me hubiesen enseñado francés. Y también, el que me haya inscrito a la Alianza Francesa ni bien decidimos venir a Montreal con mi enamorado. Todas esas pequeñas acciones, esos pequeños pasos, me hicieron estar preparada para una experiencia como esta.

 

Y el hecho de poder compartirla contigo, me hace apreciarlas aún más. Muchas gracias por leer y estar ahí.

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Martha Kokorin
Martha Kokorin
2 years ago

Linda história que me ha hecho volar Contigo.😍🌷

Chichi
Chichi
2 years ago

Ya empezaste el camino, solo queda mirar y seguir adelante, superar los miedos y ponerles una sonrisa. Estás en un país amigable y eres una digna representante del Perú. Esperamos impartas tus conocimientos con nuestros niños peruanos en un futuro próximo! TU PUEDES!

Emperatriz Banda
Emperatriz Banda
2 years ago

Te felicito por tu valentía y me emociona que seas peruana, llegarás muy lejos, te deseo muchos éxitos. A practicar el Francés y todo será más fácil.

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1 year ago

[…] En lo personal, me atrajo mucho su trabajo justamente porque hace unos meses había aprendido sobre el bordado sobre cuero pero a máquina acá en Montreal. Puedes ver más sobre eso aquí. […]

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