Estaba todavía en el segundo año de universidad cuando me topé con Marión Macedo en internet. Yo estaba estudiando en EEUU y mi familia tenía un par de años viviendo en Bolivia debido al trabajo de mi papá. Mis vacaciones “de verano” las pasaba con ellos, y buscaba formas de aprovecharlas. Todos mis amigos estaban en Perú, así que necesitaba mantenerme ocupada en esos meses. El decano de la facultad de arte siempre me repetía que necesitaba buscar las oportunidades, hacer que pasen, y que enviar un correo podría abrirme muchas puertas.
Un par de semanas antes de que se acabe mi semestre me puse a buscar papel+artista+Bolivia en internet y saltó: Moda en Papel y Marión Macedo. Marion tenía varios años trabajando con el papel de una forma muy especial, había hecho varios objetos utilitarios y también organizaba de forma anual un desfile de moda en La Paz, Bolivia.
No demoré mucho en encontrar su correo electrónico por la web y le escribí. Le conté que estaba estudiando arte, y que me encantaría trabajar con ella durante mis vacaciones en Bolivia. A los pocos días me respondió… y me dijo que sí!
Terminé mi semestre en la Universidad y me fui a La Paz. Llegando hablé con Marión por teléfono y quedé en ir a su casa al día siguiente, recuerdo que me llevó mi mamá, ya han pasado más de 10 años desde ese día. Marion me explicó un poco sobre su vida, como lo había dejado todo para irse a estudiar al Reino Unido. Y cómo, durante ya varios años, venía trabajando con el papel, haciendo vestidos, y arte en general en Bolivia.
En esas semanas aprendí más de lo que me imaginaba. Nuestros días se dividían entre trabajar, conversar, tomar té con galletas y experimentar mucho. Marion me enseñó a trabajar con papel, a hacer hilos que luego podían ser tejidos, pero también me enseñó a probar, a seguir intentando, y no tener miedo de tocar puertas.
Vivir del arte en Latinoamérica pide mucho de uno, pide pasión para seguir luchando por lo que queremos, compromiso y resiliencia. Esa pasión la veía en los ojos de Marion, en su entusiasmo al trabajar, y en la manera en cómo, aunque las cosas no salían como esperaba, no perdía la sonrisa.
El desfile fue el momento cumbre de esas semanas, toda la tensión, el empuje y la compostura. Días antes de regresar a EEUU me tomaron estas fotos, con algunos de los vestidos en papel.
Desde ese tiempo hasta ahora hemos seguido en contacto, cada una avanzando en diferentes caminos, pero siempre conectadas por nuestro amor por el papel.
Y para seguir hablando del tema tuvimos un envivo a través de Instagram Live, puedes volver a verlo aquí.