Había escuchado anteriormente de este retiro, duraba dos semanas y se llevaba a cabo en Michigan dentro de una residencia para artistas llamada Ox-bow. Pero vivirlo superó mis expectativas.
¿Qué es una residencia para artista? Se trata de lugares que son adaptados para que artistas, escritores o creadores en general pasen un tiempo determinado alejados de la sociedad y su bulla. Casi siempre encuentras residencias en pueblos pequeños o ciudades alejadas, la idea detrás es que puedas abstraerte y por ende enfocar toda tu energía a hacer arte.
PBI (Paper and Book Intensive) tiene como objetivo llevar esta experiencia a personas interesadas en trabajar con libros o papel. Se hace un llamado a profesionales de distintas partes del mundo, que estén interesados en dictar cursos en relación al tema. Por ejemplo cursos de encuadernación, cartonaje, caligrafía, pintura con pulpa de papel, grabado entre otros.
Los participantes también tienen que postular, mostrando trabajos anteriores y escribiendo porqué estarían interesados a asistir. Quizás suene un poco loco, pero este es una experiencia bastante solicitada y también bastante intensa, que si no te apasiona el papel, podría ser demasiado para ti.
Para opciones de hospedaje, todo es dentro del mismo lugar. Muchas personas se quedan en habitaciones compartidas. En mi caso, al aplicar con bastante anticipación, logré conseguir una habitación propia. Eso sí, cada uno llevaba su sleeping y toallas. Si bien había camas, el lugar no proporcionaba sábanas. Yo me olvidé e improvisé una funda de almohada con un polo mío.
Todas las comidas se llevaban a cabo en el comedor principal. Una campana de hierro nos avisaba que ya podíamos bajar a desayunar, almorzar o cenar. Muy parecido a lo que se ven en las películas, cada uno hacía fila con su bandeja y nos íbamos sirviendo el menú del día.
Estos momentos eran buenos para conocer a los otros participantes e intercambiar opiniones sobre lo que íbamos aprendiendo. En los días de sol era lindo poder desayunar o almorzar afuera del comedor mirando hacia el lago que estaba muy cerca.
Al ser en un lugar alejado, nos pidieron llevar con nosotros linternas. No había alumbrado público, por lo que si te quedabas hasta tarde trabajando en el taller podrías tener que regresar en oscuridad a tu cabaña. Tengamos en cuenta que esto fue en el 2017, cuando la linterna del celular no era la más confiable.
De la lista de cursos ofrecidos, tu ponías el orden de preferencia sobre cuales querías llevar. Pero, a final de cuentas, quien tomaba la decisión de colocarte en las clases era la organización. Esto lo hacían para que todas las clases tuvieran un grupo parejo de alumnos. Y para asegurarse que los alumnos seleccionados tuvieran la experiencia necesaria para llevar a cabo la clase escogida.
En mi caso yo me inscribí a “Libros Sagrados del Este” con Jim Canary, “Encuadernaciones en Papel” con Henry Hebert y “Encuadernación en Tapas de Madera (S. XIII – XV)” con Renate Mesmer. Los primeros dos cursos los llevé la primera semana, uno por las mañanas y el otro por las tardes. Mientras que el de Renate ocupó ambos horarios en la segunda semana de clases.
Las clases terminaban a eso de las 6pm, luego tocaba la cena y después nos reuníamos en unos salones dónde varios de los profesores invitados compartían más sobre su trabajo como artistas.
La primera semana fue más ligera para mí, los cursos no eran tan complicados así que avancé tranquilamente. Sin embargo, la segunda semana fue realmente difícil y comencé a dudar si la organización había cometido un error al aceptarme en la clase de “Encuadernación en Tapas de Madera”. Mi experiencia trabajando con cuero era mínima, y el curso de Renate Mesmer pedía tener grandes habilidades. Tengamos en cuenta que compartía mesa de trabajo con personas que trabajan en bibliotecas nacionales de EEUU reparando libros a diario, y profesores universitarios. Felizmente todos ellos ofrecieron ayudarme y yo también traté de no exigirme tanto, recordando a diario que no tenía tanta práctica como ellos. Fue aquí donde aprendí a coser cabezadas dobles, que quienes las conocerán entienden el reto que puede ser para un encuadernador sin experiencia en el tema.
El retiro finalizó con una fiesta y una subasta dónde se recaudaban fondos para financiar la siguiente edición. Ahí comimos, brindamos y sobretodo celebramos la experiencia de habernos conocido y aprendido juntos.
Debido a la pandemia la edición del 2020 tuvo que ser cancelada y la del 2021 también. Al parecer las actividades recién serán retomadas en el 2022. Espero de todo corazón que así sea, ya que fue una experiencia bastante enriquecedora en mi camino en la Encuadernación y creo que muchos podrían disfrutarla también.