Episodio 4: ¿Por qué nos cuesta tanto cobrar por nuestro trabajo?

 

Creo que de las cosas más difíciles que he hecho es sentirme cómoda al momento de cobrar. Fue toda una lucha mental conmigo misma, y creo que mucho de eso tiene que ver con mi relación con el dinero y con el arte.

Desde pequeños escuchamos que el trabajo es difícil, que uno debe esforzarse para que lo que hagamos “valga la pena”, cuando lo que hacemos no nos cuesta tanto, digamos que pasa desapercibido.

Ahora, si a eso le sumas la poca cultura que existe sobre el valor de las cosas hechas a mano, o las cosas artísticas, la situación se complica aún más. Sin embargo, hay varias cosas que podemos hacer para cambiar nuestra perspectiva con respecto al dinero.

La primera, lo que está en venta es el producto o servicio y no nosotros. Lo sé, suena lógico, pero a veces como artistas o creativos, establecemos una relación muy estrecha con nuestro trabajo. Recuerdo que las primeras piezas que hice no las quería vender, las sentía mías, como hijos, y por ende, no les podía poner precio.

Mientras ha ido pasando el tiempo aprendí a desprenderme un poco más de mis trabajos. En dos ocasiones me han robado cuadernos. Una vez acá en Perú y otra cuando estaba exponiendo en Bulgaria. Al principio no sabía cómo reaccionar, lo quise ver como que alguien lo deseaba. El gran problema vino cuando de la institución quisieron devolverme el monto de los cuadernos para compensar y yo no podía darles uno, estaba demasiado conectada.

El segundo punto, el precio tiene que ver más con ellos que contigo. Ok, se parece a la primera en cierto punto. Hay un intercambio de energía cuando compramos algo, dice mucho de nosotros las marcas que escogemos en las tiendas o los supermercados. Quizás no querramos verlo, pero por alguna razón somos fans de ciertas marcas de embutidos, lácteos y demás. Ya con otro tipo de productos, como ropa o accesorios salta aún más nuestra personalidad. Y si de arte se trata, sabemos la satisfacción de utilizar la marca de cuaderno que nos gusta, usar nuestro lapicero preferido, o tomar café de esa taza hecha a mano.

Te has puesto a pensar que quizás lo que tu ofreces forma parte de la personalidad del cliente. Lo ayuda a definirse y encontrar su lugar, su tribu. Es del tipo de persona que gasta en ese tipo de piezas, disfruta de gastar en esos gustos.

Tercero y de suma importancia, debemos aprender mostrar la comparación correcta a nuestros clientes. A que voy con esto… tomemos la taza como ejemplo. Quizás una persona que no sepa del trabajo de cerámica artesanal compare el precio de mi taza con una que puede conseguir en el super, obviamente el contraste será muy grande. Ahora… otra persona, probablemente mi cliente ideal, no está comparando esa taza con una del montón, sino está comparando esa experiencia con el hecho de salir a la calle y tomarse un café, está pensando en cómo se sentiría cada mañana viendo esa taza en su escritorio. Me entiendes?

Desde el punto de vista de los encuadernadores por ejemplo. Una persona puede comprarse un cuaderno rayado por 5 soles en una librería, la función va a ser la misma. Pero es mi trabajo como dueña del emprendimiento mostrarle la diferencia en la experiencia al utilizar un cuaderno hecho a mano, de materiales especiales, de papel especial, quizás de cuero, quizás con su nombre. No dejes que la persona haga la comparación por sí sola, ayúdala a que lo vea.

Y el último tip que te puedo dar… quizás estás acostumbrado a cobrar en otra moneda. Y con eso no me refiero a soles vs dólares. Sino que nos acostumbramos a cobrar en aplausos, en aceptación, en popularidad. No nos olvidemos que al final del día necesitamos cobrar lo justo si queremos Vivir del Arte.

Espero que este episodio te haya sido de ayuda. Nos vemos en otra ocasión!

es_PEES